06 octubre 2007

Novedades del virus de la gripe aviar

Una de las mayores dificultades que encontraba el virus de la gripe aviar para infectar a humanos era la diferencia de temperatura existente entre las aves que infectaba y los humanos. En concreto las fosas nasales. Mientras nuestras fosas nasales suelen estar a unos 33 grados, las aves sobrepasan los 41. Esta diferencia hace para ellos la vida un poco más difícil. Y era, además, uno de los obstáculos para que el virus pudiese propagarse entre los humanos.

Y digo era, porque en la Universidad de Wisconsin-Madison acaban de descubrir unas cepas de virus que provienen de África y Europa (vaya hombre) que tienen una pequeña mutación que les permite vivir a la temperatura de nuestros cuerpos.

Aunque es una señal de alerta, aún hay que tener en cuenta que esa era una de las mutaciones posibles. Que aún necesitan algunas más. Lo peor del caso es que los científicos aún no sabes cuáles y cuántas mutaciones necesitaría el virus para convertirse en una pandemia. No es un panorama muy alentador, ¿ no ?

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