Ya os habréis dado cuenta que no suelo poner entradas meramente de opinión (para eso ya tiene el relevo
María :) Sin embargo hay temas que por su repetición y por lo cerca que me toca no puedo dejar pasar. Este es uno de ellos.
Hace un tiempo que vengo oyendo (o leyendo) noticias/opiniones (como
esta o con algo más de información
esta otra) donde se ofrece una información muy parcial y, como casi siempre, partidista de lo que es un centro de menores.
Se viene hablando mucho de reclusiones, castigos físicos y psicológicos, malos profesionales y una serie de cosas que denigran a todos aquellos que a diario dan una gran parte de su vida prestando atención al buen desarrollo de menores que, por una u otra cuestión, sus padres no han podido o no han sabido manejar.
El principal problema con estas noticias es que, como en otras muchas, la prensa, la opinión pública y, por extensión, los políticos terminan siendo simplificadas para que sean más comprensibles y llamativas. Me llamó también la atención
este relato de un psicólogo que entra a un centro de menores de Madrid y pide la baja voluntaria 2 días después de entrar. Lo que no explica este señor es los antecedentes laborales anteriores, pero bueno.
El primer gran error viene del hecho de que ningún niño es igual (preguntádselo a cualquier profesor a ver qué os dicen). Por eso mismo existen centros de menores de varios tipos. El más conflictivo suele ser el tipo de centro diseñado para servir como "casa" temporal a menores mientras se les consigue un mejor destino. A estos centros llegan chavales con problemas de integración, problemas familiares, drogadicción ... en fin, lo mejorcito de cada casa. La particularidad de la corta estancia en esos centros hace que cada día/semana/mes sea una nueva aventura. Hay temporadas muy tranquilas y temporadas muy movidas.
La gran mayoría de los centros, sin embargo, son residenciales. Es decir, los chavales llegan allí por una larga temporada. Y dentro de estos podemos encontrar centros especializados en niños con problemas psicológicos, niños pendientes de adopción sin ningún tipo de familia o niños inmigrantes que reciben atención de personal que, lógicamente, debe entender su lengua materna.
Ahora voy a poneros un dilema. Imaginad un lugar donde tienen juntos a niños de 15 años con niños de 10 años. Si es difícil controlar a uno o dos niños (tuyos) de esa edad con el sistema hormonal a todo ritmo intentad imaginar lo que es intentarlo con niños de otros padres y con los problemas previos por los que han pasado.
No voy a entrar en detalles más o menos escabrosos. Primero porque sería ilegal (algo muy a tener en cuenta), segundo porque no vienen a cuento y tercero porque no me da la gana. Pero si deciros que los pomos, las puertas, las sillas o las camas en estos lugares duran lo que unos churros con chocolate en la mesa de un hambriento. Imagináos una discusión entre dos niños y varios de estos objetos a su disposición. ¿ Qué creéis que pasaría ? Y no vale decir eso de ¿ y para qué están los educadores ? ¿ sabéis lo que habría que hacer para controlar a cada niño ingresado en un centro de este tipo ? El gasto sería inasumible para cualquier administración.
Un detalle que sí os contaré es cuando varios niños ya no tan niños se amotinaron. Los educadores no pueden ni rozarlos. Si lo hacen pueden tener hasta penas de cárcel. Y eso los menores lo saben. ¿ Cómo no van a saberlo ? Así que estos educadores no tienen ninguna otra forma de solventar la papeleta que llamando a la policía nacional. Cuando estos llegan ya está allí algún periodista ansioso de rellenar con algo morboso. ¿ Comportamiento de los críos ?
" venid (aquí insultos varios) si os atrevéis ! ¡ No podéis tocarnos ! ¡ Está la prensa !"
Poneros en el papel de alguien que trabaja en uno de esos centros. Castigáis a un niño. Varios días después andáis tan tranquilos por un pasillo y, de repente, desde una escalera os salta ese mismo niño y os da un rodillazo en la espalda.
Pero si hechos así os parecen asombrosos lo más sorprendente de todo es que la gran mayoría de las personas que trabajan en esos lugares siguen allí. Hablas con ellos y están encantados de hacer su trabajo. De intentar sacar al menos a un menor de esa problemática en que se ha convertido su corta vida.
Pero, como he dicho antes, no todos los niños son iguales. Y si para cada caso de niño completamente intratable hay que llamar a un juez y a un médico para que estudien la medida a tomar en ese preciso caso nos quejaríamos que los juicios tardan aún más y que no podemos ir a un hospital porque no hay suficientes médicos para que miren a nuestro hijo que ha cogido la gripe.
Dejo aquí el tema, por ahora, que se ha hecho más largo de lo que pretendía en un momento. Termino diciendo que las simplificaciones no son buenas. Y que pensar en hacer cambios legislativos por opiniones de ciertos sectores de la sociedad así a la ligera como se está insinuando es realmente estúpido.